CUENTO BREVE
...Y SE MIRARON POR PRIMERA VEZ
Había una vez… el mar que
ondulaba pacientemente sus olas.
El color del cielo se espejaba en él, las
nubes y las espumas dibujaban la magia del misterio.
Como salido de la nada, un
libro apareció flotando, saltando alegremente sobre las olas que lo bamboleaban
sin hacerlo caer.
El sol entibiaba las hojas,
que despertaban de un largo sueño, durmiendo
en el espacio.
Por esas cosas que nunca se
saben, esos misterios que solo están en los cuentos, Violeta un personaje del libro,
salió airosa de la ilustración.
Se enderezó, acomodó su
cabello, se arreglo el vestido, y quiso
atarse bien las zapatillas.
Cuando estaba agachada,
concentrada en esa tarea, una ola gigante la elevo tan alto que tuvo que
sostenerse de una nube para no caerse.
Ahí estaba, mirando
desconcertada desde la altura de su nueva residencia: la nube.
De pronto, otra de las ilustraciones del libro, desperezo su modorra y
saltó de entre las letras, que querían atraparlo para que no se fuera.
Sacó un peine del bolsillo
de atrás de su pantalón azul, peinó su flequillo que con el viento no se
quedaba en su lugar.
Tomó un pañuelo del bolsillo delantero y sonó su nariz. El frío del lugar le estaba provocando un resfriado.
Miró a su derredor como buscando
a alguien, miró a la derecha, miró hacia la izquierda, miró hacia el frente,
miró hacia atrás, no veía a nadie, agua, solo agua, cielo y nubes, nubes y
cielo.
De la nada desde debajo de
las profundidades del océano salió un delfín a saludarlo
-Hola, le dijo, ¿quien eres? ¿Como te llamas? ¿Que
haces por aquí en medio del océano, que es tan peligroso para los humanos?
-Hola dijo él, un poco
asustado por la sorpresa,
-Yo soy Leo, no soy un
humano, soy el personaje del cuento de este libro, que está navegando, no se
porque sobre las olas.
Hasta hace poco dormíamos
en una biblioteca, en la casa de Julieta, ella cada tanto habría el libro y al
leer el cuento nosotros respirábamos un poco, a veces se cansaba de leer, o
tenía sueño entonces otra vez a nuestro encierro, entre las letras, a esperar
que nuevamente que tome el libro y podamos escucharla susurrar. Un día nos
llevó a su colegio, ¡que bullicio, casi no podíamos escucharla cuando nos leía!
La seño se enojó y todos
hicieron silencio, entonces, por un ratito respiramos el aroma que había en el
lugar y nos deleitamos escuchando por milésima vez nuestro cuento.
Lo que no se, ¿Como
llegamos aquí?
¿Donde esta Violeta que comparte conmigo la
historia?
Cuando salí de entre las letras no la vi, faltaba del libro, ¿donde estará?
Un miedo feo se apoderó de
Leo,¿ que haría él ahora, solo en la inmensidad del océano sin la compañía de
Violeta, que comparte el espacio con él desde el comienzo de sus tiempos, cuando un dibujante bosquejó sus
figuras para el cuento?
Se puso muy triste, una
lágrima rodó por su mejilla cayó en el libro y se mezcló con el mar. Temía
haberla perdido, ahora se daba cuenta cuanto la quería y jamás se lo había
dicho, es más, nunca intercambiaron ni media palabra.
Sintió sus latidos, estaba
seguro que amaba a Violeta con todo su corazón, un corazón recién estrenadito,
y ella, ella había desaparecido.
El delfín al verlo tan triste,
llamó al viento para que ayudara a Leo,
empujando con fuerza las olas y que lo eleven hasta las nubes.
Así fue cuando de pronto,
una ola gigante lo sacudió, trastabillo sobre el libro y se elevo muy alto,
hasta que alcanzó la nube y se trepó en ella.
Entonces la vio. Allí
estaba Violeta su compañera de ilustración, la niña que lo acompañaba siempre
cuando Julieta leía las letras que los rodeaban y hablaban por ellos
Se miraron por primera vez
a los ojos, nunca lo habían hecho, ya que en el libro uno siempre estaba al
costado del otro.
Cuando el misterio es muy
grande no se pueden dar explicaciones.
Yo, que estoy escribiendo
esta historia lo único que se, es que cuando Julieta despertó fue a buscar el
libro, al abrirlo comprobó que no estaban las ilustraciones, solo las letras.
Fue
entonces que recordó su sueño y me lo contó.
-“El libro estaba en el mar, ellos volaron por la fuerza de las olas
hasta las nubes, yo los vi.”, dijo Julieta, -“estaban tomados de la mano y estaban rmuy felices escuchando latir su corazón”.
Cuentan los que conocen a Julieta, que muchas veces, se queda
mirando las formas de las nubes.
Ella sabe que están allí, y la saludan contentos, felices, porque
gracias a su sueño encontraron la libertad.
FIN
Ángela María
Rosa Leoni
29-1-14
Con todo mi amor para voz Julieta!!
Te amo
Ilustración:
JULIETA GAUTIÉ